Cambiar de ritmo, vivir sin otro horario que el de las mareas, no hacer nada muy serio. Desconectar, apagar las tabletas y volver a encontrar el placer del papel.
Comprarse revistas, la novela policíaca del verano e irse a la playa, a la terraza de una cafetería o al parque del faro, para disfrutar de un rato de lectura distendida.
También podrá usted deambular en los mercados, mirar a los ostricultores ocupados en los pueblos o curiosear ante una partida de petanca.
Disfrutará usted de su familia y amigos, comiendo ostras o cenando en un restaurante, con la única preocupación de no olvidar los sombreros y el pícnic para el paseo en bicicleta o la salida en barco del día siguiente.
Retomar aire y tiempo en su vida diaria es una de las claves para gozar al máximo de verdaderas vacaciones en la península.
Lo ideal es mimarse. Imaginar los pequeños placeres que ya no nos ofrecemos y darse prisa para empezar a hacerlo. Un libro en la playa, un café en una terraza con una revista y un helado, una salida a pie con los amigos o los niños…
Cuando le parezca.
Disfrute sus vacaciones.
Deambular es un pequeño placer del día a día, que no se compra.